sábado, 30 de julio de 2011

PANGA CON ALGAS

 Este plato ha sido un primer experimento culinario que no ha resultado nada mal. Mis buenos amigos Pablo y Pepa, nos trajeron de su tierra una mixtura de algas marinas y la verdad, es que estaba deseando utilizarlas. Como podéis ver están muy bien presentadas (tal como se ve en la foto), tienen un aroma intenso, que puede recordar al de las algas orientales tipo Nori, pero su sabor, aunque  suave, está cargado de matices que se adaptan perfectamente a cualquier plato de pescado de la cocina mediterránea y oriental.


 Esta mixtura de algas está compuesta por Ulva sp., también conocida como Lechuga de Mar,  Gracilaria sp., conocida en la cocina asiática como Ogonori y por último Enteromorpha sp.,  llamada  comúnmente Aonori Verde. Estas tres algas han sido recolectadas en las costas de Cádiz, aunque se pueden encontrar en los mares de todo el mundo. Podéis tener más información en la página www.suralgae.com.
 Es curioso como un recurso culinario tan importante de la cocina asiática, que posee grandes valores nutricionales y que lleva usándose miles de años en otras culturas, aquí, en España, es casi una desconocida y es ahora cuando se está introduciendo su uso de la mano de la cocina oriental. Bueno, más vale tarde que nunca.


 Este plato de pescado, que hemos hecho con panga, pero que creo que estaría fantástico con cualquier otro pescado blanco, como la merluza o la rosada, es muy fácil. rápido y sólo nos llevará 15 minutos en realizarlo.

Ingredientes:
  • 1/2 Kg de filetes de panga.
  • 1 cebolla.
  • 1 pimiento verde.
  • 6 dientes de ajo.
  • 100 gr de guisantes (de los congelados).
  • 1 cucharada de mixtura de algas.
  • Sal.
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Vino blanco.

Elaboración:
  1. Picar la cebolla y el pimiento en pequeños trocitos, luego cortar los ajos en láminas.
  2. Echar aceite en una sartén o perol y sobre él añadir las verduras picadas y los guisantes, sin descongelarlos antes.
  3. Trocear el pescado y colocarlo sobre la verdura. 
  4. Añadir ahora un buen chorro de vino blanco (yo he usado Mistela, que es una variedad de vino dulce suave de la zona del Condado de Huelva), otro chorro de aceite , la sal y las algas.
  5. Tapar la sartén y ponerla a fuego medio.
  6. Remover un poco, pudiendo añadir algo de agua, aceite o vino, si se consume el caldo durante la cocción.
  7. Un par de minutos más y listo para servir.

 Como habéis podido ver es un plato muy fácil de elaborar y tan  sólo ha sido un primer ensayo del uso de las algas en la cocina mediterránea, al que seguro le seguirán más. Espero que lo disfrutéis.


miércoles, 27 de julio de 2011

SALSA DE MIEL Y MOSTAZA

 Esta  salsa combina estupendamente con el Pollo Crujiente, para aliñar ensaladas o con una buena fuente de patatas fritas. Es una receta que se realiza en 5 minutos y su sabor siempre resulta sorprendente.


 Los ingredientes básicos de esta salsa son, por su puesto, la miel y la mostaza. De la miel más o menos tenemos claro que se trata un fluido denso y dulce que elaboran las abejas a partir de los néctares de las flores, pero el origen de la salsa de mostaza quizás sea un poco más desconocido. La salsa de mostaza, con su típico color amarillento y su sabor ácido tiene su origen en las semillas de una planta de la familia de las crucíferas, en concreto de la Brassica alba, aunque hay otras plantas de la misma familia que también se utilizan para el mismo fin. Los primeros registros de la salsa de mostaza, tal y como la conocemos hoy en día, datan del siglo XIII y tienen su origen en Francia, donde se la denominó "moutarde", seguramente derivando del termino latino "mustum arden", que hace referencia a la costumbre que tenían los romanos de añadir semillas de mostaza al mosto y darle de esta forma a este vino joven un sabor más fuerte o "ardiente".

 Una de las salsa de mostaza más afamadas es la de Dijon, original de dicha región de Francia. Sus ingredientes son los granos de mostaza, agua, vinagre, sal y zumo de limón. Siendo la mostaza  de la marca Maille una de las mejores que podemos encontrar en el mercado. Esta marca tiene muchos tipos de salsa de mostaza, pero para esta receta no recomiendo que uséis la salsa de mostaza en grano, que es una de sus tipos más conocidas. Otra  de las salsas de mostaza que podemos encontrar es la del tipo americana, que tiene un sabor más dulce y un color amarillo intenso, proporcionado por la cúrcuma.


Ingredientes:
  • 100 ml de miel.
  • 50 ml de salsa de mostaza (recomiendo la del tipo americano, que es la normal que se suele encontrar en cualquier supermercado, como la de Heinz, Louit o cualquier marca blanca de las cadenas de supermercados).
  • 1/2 cebolla pequeña.
  • Perejil.


Elaboración:
  1. Verter la miel y la mostaza en un cuenco y removerla hasta que quede una crema de color y textura uniforme.
  2. Picar media cebolla  en trocitos muy pequeños y añadirlo a la salsa junto con el perejil. Volver a remover todo hasta que esté totalmente mezclado.
  3. Si lo deseamos podemos añadirle algunas semillas de sésamo y si está muy ácido o soso podemos añadirle algo de azúcar  o edulcorante liquido y sal.

 por último, deciros que esta salsa se conserva muy bien y puede duraros semanas, si la metéis en el frigorífico.
Que la disfrutéis...

martes, 26 de julio de 2011

POLLO CRUJIENTE

 De la receta de hoy se pueden decir muchas cosas, pero desde luego no diremos que es "Light". Básicamente se trata de pollo frito adobado, al estilo del que podemos comer en el Kentucky Fried Chicken, pero al que aplicándole un par de trucos daremos un sabor aún más intenso y una presentación más vistosa y lo mejor.... se puede hacer totalmente sin gluten.


 Repasando un poco la historia podemos ver que las recetas de pollo frito son bastante antiguas, y aunque las frituras están presente ya en la cocina romana, las primeras recetas de pollo frito tienen su origen en Escocia.  Los escoceses, a diferencia de los Ingleses que tendían a cocer el pollo, freían el pollo en una mezcla de grasas animales, lo que permitía usar grasas "no muy comestibles" y daba como resultado un plato muy calórico perfecto para aguantar el rudo invierno en las Highlands. Ya en el siglo XVIII estas recetas viajaban con los emigrantes europeos a América y allí los esclavos negros del sur la hacen suya. Desgraciadamente la condición de esclavos no les permitía disponer ni de sitio, ni de pienso para alimentar ganado para su autoconsumo, pero sí podían tener gallinas, que no necesitaban mucho sitio y se alimentaban con los restos de cosechas o desperdicios de la cocina. Poco a poco la receta fue evolucionando incorporándoles especias, salsas y harina de maíz en su elaboración, que finalmente le  han dado al plato su típico y sabroso sabor adobado con textura crujiente.


Ingredientes:
  • 1 Kg de Pechuga de Pollo.
  • Vinagre.
  • Aceite de Girasol o maíz (también se puede usar, por supuesto, aceite de oliva, pero  el sabor del aceite de oliva enmascara un poco el sabor de las especias).
  • 3 ó 4 huevos.
  • 500 gr de cereales de maíz sin gluten (se puede usar, también, los típicos cereales de maíz ).
  • 250 gr de harina de maíz (con levadura y sin gluten, como la que venden en el Mercadona, pero también podemos usar harina de trigo).
  • Sal.
  • Pimentón dulce en polvo.
  • Perejil.
  • Orégano.
  • Ajo en polvo.
  • Pimienta molida.

Elaboración:
  1. Trocear la pechuga de pollo en finas tiras.
  2. Introducir la pechuga troceada en un recipiente y añadirle la sal, el pimentón dulce, el orégano, la pimienta molida, el ajo en polvo, el perejil y un buen chorro de vinagre y aceite. Luego lo removemos y lo dejamos que macere en el frigorífico un par de horas.
  3. Por otro lado prepararemos los cereales para el rebozado. Podemos utilizar una picadora para reducir el tamaño de los cereales de maíz, si no tenemos picadora, podemos ponerlos en un cuenco y machacarlos con un vaso. Cuando estén reducidos al tamaño que deseamos, le añadimos un poco de pimentón y sal, lo que le dará más color y sabor al rebozado.
  4. Una vez que el pollo esté suficientemente macerado pasamos a rebozarlo, para ello pasaremos primero el pollo por la harina, luego por el huevo batido, al que le habremos añadido perejil y un poco de leche y por último por el maíz picado. Una de las ventajas de usar harina de maíz y cereales de maíz es que al freírlos no toma un color tan oscuro cuando está muy frito, sino que mantiene un tono más amarillento, que junto con el pimentón que añadimos a los cereales le proporcionará unos tonos rojizos, que le dará un aspecto más apetecible.  
  5. Tras esto sólo tememos que freírlo en el aceite girasol y comerlo en el momento o meterlo en el congelador para otra ocasión.

 Este pollo frito combina estupendamente con una salsa de miel y mostaza que veremos en otra receta o como ingrediente dentro de la típica ensalada sureña.
 Bueno, espero que lo disfrutéis y perdonad el retraso en publicar más recetas, espero compensarlo este verano.